Aurelio Ferrándiz García
Secretariado Diocesano de Catequesis
A)
LA ENCUESTA Y SU METODOLOGÍA
- La presente Encuesta y sus resultados son como una radiografía de la realidad catequética de nuestra diócesis, hecha por los y las catequistas que son las que están a pie de obra durante todo el año. Un grupo de 1.315 catequistas pertenecientes a 115 parroquias que participaron en la Jornada del pasado mes de marzo. Por supuesto que no están todos los catequistas de la diócesis, pero el número es más que suficiente para hacerse una idea representativa de lo que piensan y opinan sobre la realidad objeto de estudio. La Encuesta no pretende ser un estudio exhaustivo, sino un primer conocimiento de la realidad. De hecho, a la hora de elaborar el Cuestionario se sacaron cerca de 40 preguntas que estaban en el primer borrador. No queríamos que se hiciera un trabajo pesado difícil de acometer. No se abordan todas las cuestiones pero sí las suficientes para medir el pulso de la salud de nuestra catequesis.
- Por otra parte, estoy convencido de que este análisis requiere, además, el trabajo de los párrocos para tener una panorámica más completa y real de la catequesis.
- Hay que decir que el contexto de la Jornada, que es el marco
de la celebración y de la fiesta, es también un contexto de trabajo y
reflexión, cerca de dos horas dedicamos en todas las Jornadas, desde hace
ya muchos años, a trabajar sobre la situación y la realidad de nuestra
catequesis. Las sesiones preparatoria
de la Jornada, articuladas en tres catequesis, se realizan en las
parroquias y son de marcado carácter teórico. Pero la sesión del día de la
Jornada, siempre tiene un carácter práctico. Allí, los catequistas de
distintas parroquias, forman un grupo de trabajo y comparten experiencias
y proyectos durante dos horas. El hecho de compartir en grupo estas
cuestiones concretas de la realidad catequética de sus parroquias, es muy
educativo porque les enseña las carencias y aciertos de sus catequesis.
- Una mirada atenta de los resultados, también delata ciertas incoherencias a la hora de responder, debido a que no se sabe bien qué se pregunta o no se piensa bien la respuesta. En todos los grupos de trabajo había un catequista monitor o monitora con la tarea de moderar la pregunta. Pero en algunos casos esta tarea explicativa sobre la pregunta ha fallado.
- La Encuesta está estructurada en VII grandes dimensiones que
vertebran la realidad catequética de nuestras parroquias y de nuestra
diócesis. No son aspectos minúsculos de la catequesis, sino grandes facetas
y dimensiones que han de estar bien presentes, y que todo catequista ha de
conocer:
I.
La realidad de los catequizandos y su contexto, preguntamos por la realidad religiosa que viven los niños, por
parte de sus padres y abuelos que tanto influye en su educación
II.
La catequesis en el proceso evangelizador, no es catequesis para un momento o para un sacramento, sino para
un proceso evangelizador bien estructurado con etapas y ritos: La pastoral
bautismal, Catequesis del Despertar religioso, Catequesis de Iniciación
sacramental, catequesis se seguimiento catecumenal o poscomunión
III.
Otras etapas catequéticas: catecumenado
en edad escolar, catecumenado de adultos no bautizados y catecumenado de
adultos bautizados
IV.
Coordinación de la Catequesis con otros ámbitos afines: ERE, pastoral juvenil y pastoral familiar
V.
Calidad interna de la catequesis:
programación, contenidos y evaluación
VI.
Los contenidos y la metodología que se imparte (los materiales, la dimensión celebrativa, los contenidos, las
nuevas tecnologías, el catecismo de los Obispos)
VII.
Características de los catequistas y su formación (si identidad espiritual (ser) su preparación y formación (saber)
su motivación y actuar (saber hacer)
B)
LOS RESULTADOS
- El estudio arroja luces y sombras, aciertos y desaciertos,
aspectos satisfactorios y otros preocupantes que reclaman nuestra
atención.
- Entre las luces: la participación de los abuelos en la
educación de la fe de los nietos, el entusiasmo que los niños viven por la
religión, el cursillo pre-bautismal ya consolidado en las parroquias, la
existencia de un grupo de laicos que asumen este campo pastoral
pre-bautismal, el curso del despertar religioso ya arraigado en la
parroquia, una participación aceptable de padres en este curso, la
satisfacción por parte de agentes de la catequesis por este nuevo curso
implantado. Otra luz grande es la dimensión celebrativa de la catequesis,
la participación en la misa dominical, el aprendizaje de los contenidos de
la fe, la convocatoria de la poscomunión, la acción catequética como
acción formal programada, con objetivos, actividades, agenda y evaluación,
la dimensión diocesana de la catequesis, la satisfacción de los materiales
catequéticos que utilizan, la vivencia espiritual de los catequistas, la
formación básica que reciben en la parroquia, la organización interna del
grupo de catequistas, la relación
con el sacerdote y el apoyo que dice recibir de los padres y de la
comunidad parroquial. Nuestro/a catequista está ilusionado y esperanzado
de su tarea de catequista, no hay en él sentimiento de cansancio y
desencanto. Se siente satisfecho con lo tarea que realiza
- Las sombras y carencias que señala este estudio y que nos han
de ocupar en el futuro son entre otras:
la escasa vivencia comunitaria de la fe de los padres, el poco
interés por el crecimiento espiritual de los hijos que sienten los padres,
la competición de la catequesis con otras tareas del niño, la nula
actividad catequética en la etapa pos-bautismal o catequesis infantil, el
abandono tras celebrar la Primera comunión de la misa dominical, el mínimo
porcentaje de participación en la vida parroquial de jóvenes tras la
Confirmación y la escasa propuesta de itinerarios de fe para los pocos que
se quedan tras la confirmación. Una carencia denunciada por los
catequistas es la poca relación con la ERE, con la pastoral juvenil y con
la pastoral familiar.
C)
CONSECUENCIAS PARA LA CATEQUESIS
- Si esta es la realidad que reflejan nuestros catequistas,
valdría la pena detenerse en los
resultados y llevarlos a estudio en los mismos grupos parroquiales.
Hace falta educar y tomar conciencia en todos los aspectos y dimensiones
de la catequesis y este estudio lo ofrece.
- Sobre el contexto educativo de los niños yo apuntaría que es
preciso cuidar el papel que todavía desempeñan los abuelos. Pero sobre
todo, poner la mirada en la tarea
que le corresponde a la familia en la catequesis de sus hijos, no
cansarnos de invitar e implicar a los padres en lo que le corresponde. En
una palabra, tratar de ofrecer a los padres un crecimiento en la fe a la
vez que acompañan a sus hijos en la educación de la fe. Hay que crear
mentalidad en la parroquia en este aspecto, decirlo y no cansarnos de
decirlo.
- Respecto a la catequesis como proceso, cuidar más la pastoral bautismal, no estancarnos con lo que ya
tenemos, cuidar la formación de catequistas y la forma de llegar a los
padres en esta situación privilegiada. En la pastoral bautismal se puede
hacer algo más, y hemos de dar esos pasos.
- Me parece de vital importancia acometer la catequesis infantil, que va de 0 a 7 años. Son
años decisivos en la psicología religiosa del niño, que no estamos
cuidando debidamente. Debemos buscar formas originales de llegar a esta
etapa catequética por descubrir. Lo que sembremos en los niños de 0 a 7
años dará fruto seguro cuando sean mayores.
- Seguir
cuidando el curso del despertar religioso, la participación de los padres, su formación en la parroquia y el
momento que brinda este momento para el redescubrimiento de la fe de los
padres. Hay que trabajar en mentalizar y concienciar a los padres de que
son los primeros catequistas de sus hijos.
- Asignatura pendiente es la
continuidad en la misa dominical una vez recibida la Primera Comunión
y la Confirmación. Necesitamos insistir más en nuestros planes catequéticos
y en nuestros planes de pastoral sobre la importancia del domingo y de la
misa dominical para la vida cristiana. Seguir insistiendo que la
catequesis de IC no es para la recepción de un sacramento, sino para la
vida cristiana.
- La etapa de la
poscomunión requiere no solo la convocatoria sino el seguimiento.
Hacer atractiva esta catequesis con nueva metodología.
- Pese a la opinión favorable de nuestros catequistas, hay
que prestar más atención al catecumenado de adultos, el tema es tan
importante que se merece más protagonismo en nuestros planes diocesanos de
pastoral. No olvidemos que es la catequesis paradigmática, modelo de
inspiración de toda otra catequesis.
- Hace falta coordinar
más la catequesis con la ERE, con la pastoral juvenil y la pastoral
familiar. Pronto la Conferencia Episcopal entregará un documento que
nos da orientaciones en este tema.
- Respecto al perfil de la
edad del catequista, que según la encuesta es menor de 60 años, la
previsión del futuro nos lleva a ir renovando el grupo de catequista.
Dedicar tiempo y energías en llamar, seleccionar y formar personas jóvenes
y maduras que quieran echar una mano en la catequesis parroquial. Ninguna
parroquia se debería estancar en el grupo de catequistas, cada año
deberían entrar nuevos miembros de la comunidad cristiana que se
comprometan en la transmisión de la fe. Aprovechemos a los padres que ya
están en la catequesis del DR.
- Asumir plenamente la necesidad de ofrecer una formación básica del catequista en la
parroquia a todos los niveles: desde el ser del catequista, hasta el
saber y el saber hacer.
- Acercar al catequista a las fuentes de la catequesis: El catecismo de la Iglesia Católica y el Directorio General de la catequesis. El próximo Año Santo de la fe será un momento de gracia para la formación del catequista, lo hemos de aprovechar en plenitud.
- Seguir profundizando y
cuidando la vida espiritual del catequista, porque gran parte del
éxito en la catequesis depende del testimonio que damos. El catequista
enseña más por lo que es que por lo que sabe.